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Fuente: Comcosur
, 31 mayo 2006 Vía Campesina contra la celulosa Aracruz y el agronegocio
CAMPESINAS BRASILERAS REPRIMIDAS POR LUCHAR A
FAVOR DE LA VIDA Y DE LA NATURALEZA
Sergio Ferrari y Corinne Dobler
Casi tres meses después la presión judicial continúa y varias son las dirigentes
campesinas brasileras escondidas preventivamente para hacer frente a una
ofensiva política descalificadora disfrazada con maquillaje jurídico. El 8 de
marzo pasado dos mil mujeres de Vía Campesina realizaron en Barra do Ribeiro,
Río Grande del Sur una acción simbólica en el marco del día internacional de la
mujer. En algunos minutos destruyeron una parte de la plantación de eucaliptos
de la transnacional papelera Aracruz, que cuenta con una fuerte participación de
capitales noruegos. Pretendían denunciar así la agresiva presencia de las
celulosas en el país con sus desiertos verdes y las consecuencias desastrosas
para el medio ambiente y para la gente. “Un eucalipto consume 30 litros de agua
por día...en tanto esta variante del agronegocio (inmensa explotación
agropecuaria extensiva) no crea fuentes de trabajo”, denuncia Margarida Silva(1)
en esta entrevista exclusiva desinflando los nuevos mitos desarrollistas. Silva,
45 años, habita en la comunidad Santa María del municipio de Condor, en el
Estado de Río Grande del Sur (RS) y es militante del Movimiento de Mujeres
Campesinas (MMC), principal blanco de ataque de esta espiral represiva en
marcha.
P: ¿Puede recordarnos los hechos que se produjeron el 8 de marzo en el Río
Grande del Sur y que están a la base de esta compleja situación que viven hoy
las mujeres organizadas de ese Estado?
R: El 8 de marzo señala históricamente la lucha de las mujeres trabajadoras.
Este año, una vez más, ese día fue marcado por nuestra lucha de resistencia
defendiendo la vida, la humanidad y el planeta entero. Toda mujer que toma
conciencia que sus hijos corren peligro, no ahorra esfuerzos para defenderlos y
garantizarles su vida. Estamos muy preocupadas por la grave situación del medio
ambiente, el desgaste irreversible de la biodiversidad y principalmente por el
avance del agronegocio que facilita a las transnacionales apropiarse de los
recursos naturales y riquezas naturales que nos pertenecen. El agronegocio
fortalece el monocultivo y la concentración y se apropia de tierras que podrían
ser destinadas a la reforma agraria. Además, expulsa de sus tierras a campesinos
y campesinas, comunidades quilombolas (ndr: afro-descendientes) e indígenas. Por
eso, el pasado 8 de marzo, desarrollamos acciones de lucha para denunciar las
consecuencias nefastas de esta óptica de desarrollo económico, enfocando las
celulosas que son tal vez una de las caras más nuevas y agresivas del
agronegocio.
AGUA PARA LOS EUCALIPTOS, SEQUÍA PARA LA GENTE
P: Usted habla de agronegocio y celulosa... ¿Puede explicar el impacto que tiene
para el medio ambiente?
R: Las consecuencias para la naturaleza y los seres vivos son terribles,
podríamos decir casi mortales. Según especialistas, un pie de eucalipto consume
cerca de 30 litros de agua por día. En nuestra región, la lluvia de un año es
20% menor que el consumo de agua de los eucaliptos. Las consecuencias son
evidentes y se expresan en sequías muy intensas con el riesgo cada vez más
fuerte de no tener si quiera agua para beber. En el Nordeste de Brasil, donde
Aracruz está también instalada, ya se secaron cerca de 150 ríos. Por otra parte
las fábricas de celulosa son sumamente contaminantes. Utilizan mucha agua. Las
aguas servidas afectan nuestros ríos y lagos. Así mismo, está probado que el uso
de cloro en grandes cantidades para el blanqueamiento del papel es muy
destructivo para la capa de ozono, lo que provoca aumento del calor.
P: Detrás de cada nueva gran fábrica de celulosa hay todo un discurso de
crecimiento rápido del empleo y nuevas fuentes de trabajo...
R: El monocultivo de eucalipto no crea empleo. Por ejemplo, la Aracruz, crea un
puesto directo por cada 185 hectáreas. Es ínfimo. Con el agravante que provoca
la expulsión masiva de las familias del campo y una invasión cada vez más
insostenible de las ciudades, como sucede en Espíritu Santo.
P: ¿La industria de la celulosa tiene mucho peso en Brasil?
R: Las plantaciones de eucaliptos, pinos y acacias avanzan aceleradamente. El
mercado de madera de celulosa está en pleno crecimiento. En los próximos 50
años, el mismo no se confrontará a grandes dificultades. Según diversos estudios
en nuestro país la demanda de madera es mayor que la oferta. Muchas
transnacionales trasladaron sus actividades hacia los países del sur, comprando
empresas o creando sociedades. El lucro es mayor aquí, pues la mano de obra es
más barata y los recursos naturales abundantes, contando con la infraestructura
necesaria de rutas, puertos, telecomunicaciones. Y sobre todo, hay por el
momento abundante agua. Sólo en Río Grande del Sur, existen, entre otros, la
Laguna de los Patos, la Laguna Mirim, el Río Uruguay y el Río Ibicuí. Otro
factor determinante en relación a la industrialización de la celulosa es el
nivel de polución muy alto. Por eso las grandes transnacionales se instalan en
los países del sur. Además, las condiciones del terreno son favorables y
permiten una producción más rápida así como la mecanización completa de todo el
proceso. En mi Estado ya existen cerca de 360 mil hectáreas plantadas con madera
para celulosa. Tres empresas son las dueñas del “desierto verde gaúcho”: Aracruz
Celulose, Votorantim y Stora Enso, que producen para la exportación y ganan
mucho dinero. En 2003, la Aracruz registró una ganancia neta de 870 millones de
reales (ndr: cerca de 300 millones de dólares). No hay que olvidar también que
el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social ,BNDES, socio de la empresa
Aracruz con 12,5% de participación en representación del gobierno brasilero, usa
recursos del FAT (Fondo de Amparo al Trabajador), para financiar el monocultivo
de eucalipto .
LA DENUNCIA COMO ARMA DE SOBREVIVENCIA
P: ¿Cómo fue la reacción de la opinión pública a la acción de las mujeres del 8
de marzo?
R: Frente a esta realidad dramática, las mujeres campesinas no podían quedarse
silenciosas. Por eso, realizaron esta manifestación en defensa de la vida y del
planeta, aunque sabían que acciones de este tipo provocarían reacciones diversas
en la sociedad, incentivadas por los medios de comunicación privados y aparatos
del Estado. Y amparadas en las leyes que protegen estas industrias aun al precio
de criminalizar la lucha de los movimientos sociales. Esta acción de las mujeres
de Vía Campesina contó con el apoyo de esa red internacional, de la Marcha
Mundial de Mujeres, así como de entidades y organizaciones ambientalistas,
religiosas, iglesias, ONG, movimientos estudiantiles etc. E incluso algunas
autoridades, entre ellas el gobernador del Estado de Paraná, jueces,
parlamentarios y activistas de diferentes sectores sociales.
P: ¿La acción logró el resultado esperado?
R: Las mujeres han fortalecido el proyecto de agricultura campesina que lucha
por la preservación de la biodiversidad, la producción de alimentos
diversificados, el acceso y la permanencia en la tierra... Y que busca asegurar
políticas públicas que viabilicen tanto la producción cuanto la vida misma en el
medio rural (salud, educación, transporte, diversión...). No se puede negar, sin
embargo, que las mujeres no pueden escapar de esta coyuntura de represión que
intenta criminalizar la lucha que soportan en general los movimientos sociales
populares.
Con la acción se enfocó el núcleo mismo del modelo capitalista, alertándose
sobre el peligro que estamos enfrentando con el desastre ecológico, la extinción
de la biodiversidad y de la cultura campesina; el avance del agronegocio de
celulosa en los países del Sur.
P: 37 personas, la mayoría mujeres, fueron encausadas jurídicamente por la
acción del 8 de marzo. ¿Qué pasa actualmente, a más de dos meses de ese momento?
R: Muchas dirigentes y sus familias son perseguidas. Hay una presión real sobre
los Movimientos nacionales o locales...con mandatos de prisión preventiva y
procesos en marcha. El método para incriminar -y reprimir- a las mujeres se
expresó en la forma arbitraria con que actuó el delegado de policía Rudimar de
Freitas Rosales, que junto con seis agentes allanó el 21 de marzo la casa de la
Asociación de Mujeres Trabajadoras Rurales, en Passo Fundo , Río Grande del Sur.
La policía llegó a las 14 horas, derrumbaron el portal, invadieron el terreno de
la Asociación con armas de fuego en la mano e intimidaron a siete mujeres e
incluso una niña que estaban presentes en el lugar. Fueron encerradas en la
cocina e interrogadas vehementemente. Las mujeres no entendían que pasaba ya que
los agentes no se habían identificado. Solamente, después de un rato, mostraron
el mandato de ingreso expedido por el juez Dr. Sebastião Francisco da Rosa
Marinho. La arbitrariedad fue tan grande que las mujeres sólo consiguieron
permiso para contactar un abogado 80 minutos después de la invasión. El
allanamiento no se limitó a la secretaría de la Asociación, sino que se
registraron todas las instalaciones (cocina, área de servicio, cuartos, )
desparramando todo por el suelo. Se llevaron discos duros de las computadoras,
disquetes, boletos de transporte, dinero, talones de cheques, todos los
documentos de la Asociación, archivos con proyectos y balance de cuentas,
cuadernos y anotaciones. Además, la policía invadió sin mandato judicial la sede
de la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas, que funciona en el piso
inferior de la entidad estadual y que cuenta con una entrada independiente. En
la sede nacional los policías humillaron a la funcionaria presente y a una mujer
que estaba en el local y se apropiaron de numerosos elementos aun sin contar con
ninguna orden judicial. Por otra parte, el jefe policial intimidó a las
presentes para que declararan esa misma tarde en las dependencias de esa fuerza.
Obligaron a las mujeres a firmar dicha declaración aunque no estaba presente el
abogado. Es algo escandaloso. No sólo fueron violados los derechos humanos
esenciales, sino también se comprobó el machismo de la institución pues sólo
delante de la presencia masculina del abogado empezaron a respectar a las
mujeres.
P: ¿Cómo es la situación actual después de estos hechos inimaginables en un
Estado de derecho?
R: La policía pasó la denuncia al Ministerio Público. Fueron inculpadas 37
personas, entre ellas 4 extranjeros que no participaron en los hechos. Las
acusaciones son irracionales: violación de propiedad privada; destrucción de
plantas y de un laboratorio; secuestro; espionaje industrial; robo; formación de
banda o asociación ilícita; lavado de dinero etc. Hay que decir que el primer
juez a cargo, que era alumno de Fray Sergio, diputado estadual del Partido de
los Trabajadores de Río Grande, ya fue destituido y reemplazado por un juez de
derecha. Lo que anticipa el rumbo del proceso... Por nuestra parte y a pesar de
toda esta ofensiva, reafirmamos la lucha por los derechos humanos, especialmente
de las mujeres trabajadoras, que están siendo agredidos por defender la vida, la
biodiversidad, la soberanía alimentaria de la población brasilera. Estamos
convencidas, y así lo muestra la historia, que todas las formas de lucha en
defensa de la vida y de la humanidad son legítimas. No tenemos la menor duda...
(1) Margarida Silva, nombre ficticio utilizado para protección de la
entrevistada ante la situación represiva creciente contra el Movimientos de
Mujeres Campesinas y Vía Campesina.
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